Es segregada por el manto y está constituida por una sustancia mineral, carbonato cálcico (CaCO3) y una base orgánica, la conquiolina, que tiene naturaleza proteica y también contiene glúcidos.

La concha crece lateralmente mediante un crecimiento marginal (por el borde de la concha) y también crece en grosor.

 La concha tiene una estructura variada, pero en términos generales podemos dividirla en tres capas:

Periostraco. Capa externa y de naturaleza orgánica.

Estraco. Capa ancha de cristales prismáticos de carbonato cálcico.

Hipostraco. Capa muy brillante formada por láminas, lamelas horizontales. Es la capa más externa y en ella el carbonato cálcico cristaliza de forma distinta a lo anterior, lo hace en forma de aragonito, formando el nácar.

La concha se forma durante toda la vida del animal y nunca deja de crecer. Cada año se le adicionan anillos de crecimiento.